domingo, 24 de agosto de 2014

Los 8 principios innegociables

 ¿Todo vale cuando hablamos de una negociación? En teoría, todos sabemos que no pero, ¿qué pasa con la práctica?

A veces, el afán por conseguir cerrar una negociación te lleva a que otros atraviesen esa parte personal a la que nunca deberían llegar. Es aquí donde debes mostrar tu valía y dejar claro cuáles son los límites para llegar a un acuerdo. Esos son los 8 principios que nunca te deberías de pasar por alto.

1. Respeto 
Cuando hay intereses de por medio, no es de extrañar que aparezcan faltas de respeto hacia la persona que tenemos delante. La negociación debería de terminar en ese momento porque, si algo debe de tener un profesional, es la educación para tolerar la opinión de otros.

2. Dignidad 
Tienes que saber cuáles son tus objetivos en torno a esa negociación y evitar pasar los límites que afectan a tu dignidad. Es una cualidad que te permitirá hacerte valer como persona y refuerza tu personalidad. No dejes que la cambien.

3. Valores empresariales 
Tus metas están sujetas a una serie de pautas que te llevarán por el camino adecuado en base a tu educación. Por eso, ten seguridad para comunicar aquello con lo que no estés de acuerdo y no se ajuste a tu metodología de trabajo

4. Igualdad 
Tanto tú como la persona que tienes enfrente sois dos profesionales con una misma ambición: hacer una negociación efectiva para conseguir beneficios. No dejes que otros tengan dotes de superioridad ante ti. No refleja nada positivo de su empresa.

5. Coraje 
Descubre cuál es la fuerza en la que te apoyas para superar determinadas situaciones. Ante cualquier reto que se presente durante la negociación, recurre a ellas para dejar claro que confías en tus principios y sabes cómo afrontar el momento.

6. Lealtad 
Sé fiel a tus pensamientos y a la idea de negocio de la empresa. No debes permitir que otros intenten cambiar tus compromisos. Lleva a cabo tus promesas y no des la espalda a aquello en lo que has creído.

7. Participación 
En una negociación, siempre tienes que dar un voto de confianza a las nuevas propuestas. Muestra tu disponibilidad para llevar a cabo una colaboración con esa empresa pero nunca ofrezcas más de lo que te ofrecen. De esta forma la participación no es equitativa.

8. Liderazgo 
Eres un modelo a seguir para tu equipo y, como tal, tiene que ser reflejado en tu forma de actuar para conseguir llegar a una negociación satisfactoria. Ve siempre por delante del profesional que tienes delante y no dejes que menosprecien tu valía y trabajo.

Forbes

lunes, 18 de agosto de 2014

No pienses tanto las cosas y toma una decisión

Si te preocupas y estresas por elegir la opción correcta, podrías afectar el proceso mental necesario para decidir en tu negocio.

Cuando se toman decisiones bajo presión, muchos profesionales tienen miedo de decidir mal y elegir una opción que podría llevar a la empresa al fracaso. El miedo al fracaso no es algo malo.

En el libro “Lo que los negocios pueden aprender de la psicología deportiva” (What Business Can Learn From Sport Psychology) se examina cómo el miedo al fracaso puede motivar a los atletas y empresarios. Eso sucede sólo si el miedo a los errores inspira pensamientos de éxito y toma acciones asertivas hacia la meta deseada.  

¿De dónde sale el miedo al fracaso? Frecuentemente se origina del temor de tomar la decisión equivocada, que a su vez es causada por pensar las cosas en exceso.

La raíz de pensar mucho las cosas
Al hacer esto, las personas quieren decidir acertadamente siempre debido a que se preocupan de que no sean capaces de hacerlo y pierden de vista lo único que en verdad se requiere: la mente clara. Además, tratan de forzar al cerebro a completar el proceso complejo de decidir de una forma incómoda.

Por ejemplo, manejar. Es un proceso complicado que envuelve la coordinación de la mente y el cuerpo para realizar movimientos complicados de manera segura. Si has manejado durante cierto tiempo, no hay duda de que tomarás decisiones complejas sin pensar en el proceso que involucra.

Has desarrollado experiencia y las decisiones pueden ser tomadas sin tener que procesar cada alternativa o los pros y contras. Tal vez cuando estabas aprendiendo ese no era el caso, ya que tomabas cada decisión de forma intencional y deliberada.

Si tuvieras que pasar tu examen de manejo otra vez para poder seguir conduciendo, probablemente abandonarías tu toma de decisiones automáticas y lo dividirías en elecciones preguntándote ¿Mis manos están el lugar correcto? ¿Revisé los espejos? ¿Estoy en el carril correcto?

El problema es que al examinar todas las opciones, estarías tomando decisiones diferentes a las que está acostumbrado el cerebro. Eres un experto, recuerda, toda esta toma de decisiones complejas no es necesaria. El proceso de aprendizaje sirve para que la gente no necesite pensar sobre cómo ejecutar y actuar todo el tiempo.

Cuando la memoria operativa no funciona
Bajo situaciones estresantes, cuando la toma de decisiones es vital, preocuparse puede hacer que pensemos en exceso. La memoria operativa es algo que rápidamente calcula los riesgos y mide los pros y contras en el cerebro. También la preocupación es parte de esto.

Si esto pasa, una persona ya no podrá procesar eficientemente la información necesitada para decidir. En lugar de eso él o ella intentará tomar cada parte de esa decisión y dividirá esta destreza en un proceso mecánico. Pasa lo mismo al manejar, pero esta no es la forma en la que la gente toma decisiones acertadas.

Sé instintivo
Si te encuentras con esos momentos estresantes, en lugar de pensar en exceso, realiza análisis y evaluaciones, piensa sobre los problemas y luego has lo que sientas que es lo correcto en lugar de funcionar como una computadora. En otras palabras, considera la información que tienes y confía en tus instintos.

Tus reacciones saldrán con tu gran experiencia de ser un profesional empresarial. Tomas decisiones todo el tiempo sin pensarlas en exceso. Tú, como ser humano, eres extremadamente poderoso y eficiente al tomar decisiones.

Por Martin Turner y Jamie Barker

martes, 12 de agosto de 2014

10 claves del éxito de la campaña de Coca-Cola

La reciente publicidad de la marca de refrescos donde las latas están personalizadas ha generado que los consumidores interactúen y compartan el producto.

Coca-Cola es una marca posicionada a nivel mundial. En prácticamente cualquier rincón del orbe, cuando una persona ve el clásico logotipo rojo o la curvilínea forma de la botella de vidrio sabe de qué producto se trata. Pero a pesar del éxito de sus bebidas, Coca-Cola nunca deja de innovar en sus estrategias publicitarias. Y uno de los mejores ejemplos es su reciente campaña de latas personalizadas con nombres. Te damos 10 razones por las que la consideramos como una “obra de arte” del marketing:

1. Porque el mensaje es optimista. El mensaje de esta campaña es “Comparte con…” y se muestran diferentes nombres según el lugar y el contexto.

Además de que la idea de compartir es bonita y optimista, va muy acorde a lo que la marca siempre intenta expresar en su publicidad: felicidad, unión y alegría. Históricamente, sus campañas han ayudado a mejorar la reputación de la marca. 

2. Porque involucra al consumidor. Quizás el mayor acierto de la campaña es que hace parte al consumidor y lo une al producto. Las personas se emocionan si ven su nombre y comparten sus imágenes e ideas en redes sociales. De hecho, la misma lata puede convertirse en un objeto para guardar y coleccionar.

3. Porque funciona en cualquier plataforma. La campaña es sencilla y divertida; y se ve bien en cualquier medio: internet, impresos, etcétera. El mensaje y el diseño es ajustable por lo que puede ser correcto para todo tipo de canal y zona demográfica.  

4. Porque motiva a comprar y compartir. Aunque Coca-Cola es una empresa que vende millones de refrescos, esta campaña incentiva la compra, incluso entre personas que regularmente no consumen estas bebidas. Los consumidores buscan en las tiendas su nombre y si lo encuentran, o el de algún familiar o amigo, probablemente la compren.

5. Porque se puede adecuar el mensaje. Los nombres tienen un gran poder en prácticamente cualquier ámbito, incluyendo en el de cultura popular. Por ello, esta campaña puede adaptarse al entorno para hacer más efectivo su mensaje.

Por ejemplo, días antes del estreno de la película de las Tortugas Ninja, Coca-Cola lanzó un anuncio de latas con los nombres de los cuatro héroes en caparazón: Miguel Ángel, Leonardo, Donatello y Rafael.

6. Porque se puede replicar en cualquier país y contexto. No importa el idioma o las creencias de un país, el nombrar a las personas es un concepto universal. Al ser una empresa multinacional, Coca-Cola debe realizar campañas que funcionen en cualquier lado. Y probablemente ésta sea una de las más acertadas en la historia de la marca.

7. Porque genera que la gente hable de ello. El mejor resultado que puede producir una campaña publicitaria es conseguir que sean los mismos consumidores quienes la hagan viral. Seguramente en estos días has escuchado a tus compañeros hablar de ello, tal vez hacer una broma o de “quejarse” por no encontrar su nombre.

8. Porque se trata de un producto de consumo masivo. Al ser un producto dirigido a personas de distinta demografía y perfil psicológico, la campaña acierta a la perfección al crear un mensaje que funciona para cualquiera: todos tenemos un nombre y gente con la que podríamos compartir una lata de Coca-Cola.

9. Porque puede provocar que artistas y celebridades lo compartan.  A la par del público en general, esta campaña también ha resonado entre personas influyentes de distintos ámbitos, lo que permite personalizar aún más la experiencia. Por ejemplo, el comentarista y ex futbolista Luis García recibió una lata con la leyenda “Dr. García” cuya imagen compartió en sus redes sociales.   

10. Porque es innovadora y diferente. La genialidad es la base de una campaña exitosa. No importa los recursos que tenga una empresa para invertir en publicidad (que, claramente, en Coca-Cola son altísimos), lo esencial es el mensaje y la forma de compartirlo. Una gran marca puede inundar las calles de anuncios, pero sólo una campaña grandiosa genera resultados extraordinarios. 

Por Belén Gómez Pereira
Soyentrepreneur

lunes, 4 de agosto de 2014

Las ocho lecciones de innovación del cofundador de Apple

Steve Wozniak, convertido ya en todo un icono de culto, comparte su visión de la creatividad, el entorno empresarial, el bien común, el dinero y la felicidad, y la relación de estas cinco cuestiones entre sí.

Steve Wozniak es, ante todo, un ingeniero, un creador. Un ingeniero, además, con muy poco tiempo libre, como él mismo reconoce en su autobiografía iWozz, pues dedica la mayor parte de su tiempo a discernir nuevas formas de programar, de hacer la tecnología útil para la sociedad.

Al cofundador de Apple le debemos la existencia de los ordenadores actuales. El Apple I marcó un antes y un después en la informática. Fue el primer equipo capaz de funcionar con teclado y pantalla –él mismo acuñó el término monitor–, y además por un precio notablemente inferior al de los ordenadores del momento. A lo largo de su biografía plasma su genuina forma de entender la innovación.

1. Que no exista no significa que no sea una buena idea
El socio de Wozniak, el fallecido Steve Jobs, solía decir que las personas no son capaces de saber que tienen una necesidad hasta que no descubren que existe un producto que la resolvería. Wozniak es más diplomático en sus palabras, pero reconoce que la innovación, la “verdadera inteligencia”, radica en “plantearse preguntas con escepticismo para llegar a la verdad, no asumir lo que te cuentan como si fuera cierto”. Y recuerda: “Ningún ordenador de la época tenía pantalla ni teclado. A nadie se le había ocurrido todavía”.

2. Imagina el futuro
Es evidente que Jobs y Wozniak tenían caracteres muy dispares, pero ambos eran visionarios. En su autobiografía, Wozniak asegura haber dado por hecho desde que era un adolescente que algún día todos tendríamos un ordenador personal. Confiesa, eso sí, que pensó que la informática tardaría más tiempo en llegar a tal punto. “Hablábamos mucho de que estábamos formando parte de una revolución; pensábamos cómo viviría la gente y cómo se comunicaría en el futuro (…), pero en aquel entonces no sabíamos lo descomunal que sería el cambio”.

3. Piensa en qué te gustaría tener a ti
En un mercado aún inexistente, el único estudio de la demanda posible es la intuición. Wozniak procedía de una familia de clase media. Como no disponía del suficiente dinero para comprar las piezas, diseñaba ordenadores sobre un papel. El Apple I fue, precisamente, resultado del esfuerzo por crear un equipo más simple y económico, que se ajustara a sus propias necesidades.

4. La creatividad no surge de la nada
Wozniak considera que la innovación consiste en buscar nuevas formas de hacer las cosas. Pero para ello hace falta algo más que la simple inspiración. “Fue como si mi vida entera hubiera sido una preparación para llegar a ese punto”, comenta sobre el Apple I, en referencia a sus muchos años de aprendizaje creando equipos como el Cream Soda o juegos como el Pong.

Una vez en Apple, “iba a trabajar a veces muy temprano, a las seis y media de la madrugada, y estando allí solo me dedicaba a leer revistas de ingeniería y hojas de datos, estudiaba las especificaciones y los diagramas de tiempo de los chips que me interesaban”, apunta.

5. Esfuérzate por convertirte en el mejor en tu campo
Aunque sin perder el optimismo, la ambición de Wozniak fue siempre crear el mejor producto existente, ser el mejor ingeniero en su campo. Este enfoque se toparía no pocas veces con la visión más marketiniana de una compañía con millones de accionistas.

6. Nunca pierdas la humildad
Wozniak no niega su aportación a la informática moderna, pero mantiene siempre una perspectiva humilde y no duda en reconocer la valía de quienes le rodean, incluyendo al propio Jobs, a algunos de sus primeros compañeros en Apple como Ron Wayne, o al que fuera presidente del grupo, Mike Scott.

7. Tus valores valen más que el dinero
Para ser estrictos, ésta es la primera lección que da Wozniak en su biografía, máxima que además repetirá a lo largo de toda su obra. Para Wozniak, las compañías deben ser “igual que una familia: una comunidad donde todos cuidan los unos de los otros. Nunca estuve de acuerdo con la idea de que el motor de una empresa sea la competitividad, y haya que echar primero a los más pobres, a los más jóvenes o a los últimos en ser contratados”, comenta.

Antes de que Apple saliera a Bolsa (y él se hiciera millonario), Wozniak vendió a un precio irrisorio parte de sus propias acciones a los empleados, convencido de la injusticia de que sólo unos pocos gozaran de tal privilegio.

8. Hagas lo que hagas, diviértete, sé feliz
Para el cofundador de Apple, igual que para Abraham Lincoln, la felicidad es una decisión personal. “Yo había decidido ser feliz y consideraba que dependía de mí, y nada más que de mí”, confiesa en su autobiografía. Y dice más adelante: “Creo que la felicidad es lo más importante en la vida y lo que importa es el humor. Yo soy ese tipo de persona, es lo que quiero ser”. Esta actitud la aplica al ámbito laboral, valorando la diversión por encima, incluso, de las ganancias económicas. “Era muy feliz de estar ahí; no era necesario que fuéramos una gran empresa, yo me estaba divirtiendo muchísimo”.

Expansión de España
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