lunes, 29 de abril de 2013

Ocho atributos que todo empresario desea tener

Los buenos modelos de negocio difícilmente sobreviven en contacto con la mediocridad. Forbes presenta la lista de cualidades necesarias en un empresario para dirigir eficientemente su propio negocio.


Aunque es complicado, sino imposible, contar con todos los atributos mencionados a continuación, Brent Beshore, colaborador de Forbes, remarca la importancia de centrarse en algunos de ellos.


Fiabilidad. 
El empresario debe mantener su palabra, centrarse en que haya coherencia entre sus compromisos y acciones. Preocuparse de alcanzar los objetivos trazados y avanzar en concordancia con los mismos. Proceder ante diversas situaciones, sin buscar un beneficio personal en detrimento de la compañía o, su equipo de trabajo.

Curiosidad. 
Nuevas ideas, enfoques y perspectivas deben capturar a los principales líderes del sector empresarial. Ellos deben ser lo suficientemente curiosos como para aprender día a día nuevos aspectos de su campo laboral.
El aprendizaje permanente hace posible la realización profesional, permite la constante creación de valor.

Positivismo. 
El verdadero positivismo se transforma a lo largo del tiempo en una fortaleza para la compañía. No se trata de sonreír todo el tiempo, ni fingir felicidad, sino de la profunda convicción de que es posible marcar la diferencia.

Excelencia. 
Las personas que están comprometidas con la excelencia crean mejores productos y servicios que sus competidores. Para lograrlo, se requiere sumo cuidado y la capacidad de agregar valor.

Versatilidad. 
Las circunstancias imprevistas surgen de forma constante. Para afrontarlas se necesita contar con un conjunto de habilidades. La versatilidad significa salir de la propia zona de confort y hacer lo necesario para hacerle frente a esas situaciones.

Autoconocimiento. 
Cómo entender sus propios pensamientos, habilidades, emociones y motivaciones es fundamental. La conciencia de sí mismo alinea sus fortalezas con las necesidades de organización y ayuda a mitigar sus debilidades.

Comunicación. 
Exprese sus puntos de vista de manera clara, concisa y puntual. No es complicado, sin embargo, es casi imposible para la mayoría. Los empresarios también deben ser buenos comunicadores.

Creatividad.
La solución creativa de problemas es un requisito indispensable en cada empresario. Seguir los caminos menos esperados, pero efectivos, con miras a solucionar determinados inconvenientes puede incrementar el valor de la empresa.

lunes, 22 de abril de 2013

Apple, diez problemas y una única solución


De repente la tienda de Apple se parece a la cadena Dia. Por el viejo smartphone dan 100 dólares para comprar un iPhone de penúltima generación. Sus ventas se triplican. La campaña de márketing es en India, pero significa un cambio en su estricta política comercial: Apple entra en la guerra de precios.

El jueves, la empresa de la manzana mordida se había quedado sin el 45% de su valor de septiembre. La acción se pagaba a 385 dólares cuando seis meses atrás llegaba a 705. Entonces, el consejero delegado Tim Cook presentaba el iPhone 5 y vendían más que nunca en una Navidad maravillosa, pero desde entonces solo aparecen malas noticias.

Sus proveedores informan que han reducido los pedidos, el operador Verizon cuenta que el alta de iPhone en el primer trimestre baja del 64% al 54%, la mayor cadena de venta de móviles informa de una caída del 35% en sus ventas de teléfonos Apple; Cirrus, el fabricante de sus chips de sonido, cae un 15%, iTunes pierde cinco puntos, que los gana Amazon...

Venden menos, los rumores ya no los manejan ellos, pierden protagonismo en los medios, acumulan disculpas, le crecen los competidores, les falta agilidad de respuesta y los tiburones bursátiles parecen que juguetean con la acción de Apple como antes lo hacían con la prima de riesgo de España o Italia. Diez problemas y, según todos los inversores, con una única solución: un producto mágico revolucionario, como lo fueron el iPod, el iPhone y el iPad.

1. Bajar precios es bajar rentabilidad

Entrar en la guerra de precios parece una solución inexcusable para revertir la situación, aunque también es un problema. En la India coloca sus iPhone 4 a 275 euros. Entrar en una especie de guerra de cupones (Samsung la ha contrarrestado) era algo impensable en tiempos de Jobs.


El eslogan de Apple Think different (piensa diferente) implicaba pagar un sobreprecio por algo exclusivo. Sobre esa premisa se basa su salud financiera. No hay otra que gane tanto con tan poco: de un iPad de 16 gigas a otro de 32, cuyos coste crece en 17 dólares, cargan al comprador 100 dólares. Por cada iPhone que vende, llega a ganar hasta el 53%, y con un iPad Mini el margen se reduce a “solo” el 40%. Así que es lógica la resistencia a entrar en guerras de precios, pero no queda más remedio. Según todos los indicios -Apple no habla nunca sobre proyectos- sacará un iPhone barato para Asia. La inversora Piper Jaffray ya calcula los millones de unidades que venderá en 2014: 75 millones... si su precio baja de 300 dólares.

2. A más aparatos, más frentes abiertos

La dispersión de productos no se le puede achacar a Cook. Abrió el camino fundador Steve Jobs cuando en 2007 eliminó la palabra “Computer” del nombre de la compañía. Es una empresa de productos de consumo electrónico, pero de solo cinco y donde el ordenador es lo de menos. El iMac le dará el próximo año solo el 2% de sus ingresos. Más pronto que tarde va a lanzar otros modelos de tabletas y de móviles, de diferentes tamaños, capacidades y precios, y un reloj-iPod. Algo tendrán que hacer también para revitalizar su sintonizador de televisión, pues un televisor como tal parece que no llegará.

3. Cambios, demasiados cambios

La cadencia de novedades se va acelerando por exigencia del consumidor y, sobre todo, de una competencia feroz. Frenarla exige cambios, que generan cierto malestar en la propia clientela, sin duda la más fiel sobre la faz de la tierra... Un producto presentado como revolucionario, deja de serlo en tres meses porque presentan otro mejor (pasó con el iPad 3), frustrando a su comprador. Se cambian los mapas, se cambia la clavija, cambia los sistemas operativos, con lo que unos aparatos dejan de entenderse con otros, anuncian productos fuera de sus tradicionales fechas (un iPad con 128 gigas por San Valentín). Con todo ello, la imagen de estabilidad de la compañía se resquebraja y se parece a lo que critican: la fragmentación de sistemas.

4. Los rumores, de buenos a pésimos

¡Qué tiempos aquellos en que un empleado se dejaba olvidado en un bar el prototipo del nuevo gadget de Apple! Las campañas de rumores siempre parecían programadas para crear expectación ante el próximo show de Jobs. Hoy el entorno de la empresa es una olla de grillos imposible de controlar. El legendario hermetismo de Apple marcaba el calendario de sus productos y hasta de sus rumores. Ya no es así. La mayor dependencia de los proveedores externos facilita la fuga de información, que desvela novedades de productos, antes algo imposible, y también de cifras, con la consiguiente zozobra en la bolsa.

5. La agenda ya no es suya

Apple siempre descolocaba al rival. Su primer producto “revolucionario”, el reproductor musical iPod (2001), apenas tuvo reacción de los grandes (Microsoft lanzó Zune en 2006); en el caso del segundo producto “revolucionario”, el iPhone (2007), tardaron dos años en copiarle (Samsung Galaxy, 2009); pero el tercero, el iPad (2010), tenía rival ocho meses después (Samsung Galaxy Tab). Si sacan el reloj iWatch, Samsung ha advertido que tiene uno preparado. Entre tanto, este rival (y no es el único) va anunciando productos por sorpresa, como el gigantesco Galaxy Mega, con lo que roba titulares antes reservados a la empresa de Cupertino. Más aún, cuaja la imagen de que también otros arriesgan. La innovación ha dejado de estar patentada por Apple.

6. En un mundo conectado, por detrás

Si el futuro es el internet de las cosas, ¿qué papel jugará un sistema que solo se entiende consigo mismo? Está claro que para eso se necesita un sistema abierto, que todo se conecte a todo, que se entiendan. Quizás marcas como Sony, LG o Samsung que fabrican cámaras, frigoríficos, lavadoras, televisores pueden intentar la exclusividad, pero Apple sin electrodomésticos ni cámaras lo tienen difícil. El Android se la ha ido de las manos.

7. Perdóname otra vez

El mea culpa jamás se pronunció con Steve Jobs presente. Y no es que no hubiera errores. Si había fallos de sonido, la culpa era del cliente, que no sabía coger el móvil, si el flash lanzaba una luz lila, es que no sabía enfocar. Apple era infalible. Ahora se ha humanizado, comete errores y se disculpa, pero eso conlleva también una pérdida de aureola de exquisitez y calidad. En un año, Cook se ha tenido que disculpar por los fallos de los mapas (cierto), y por maltratar a los consumidores chinos (no tanto), a sugerencia del Gobierno chino. Conclusión: Apple es vulnerable.

8. O popular o exclusivo

Apple siempre ganó dinero. Ese no es el problema. Ganaba incluso cuando solo vendía un ordenador al 3% del mercado. Su triple revolución (iPod-iPhone-iPad) le sumó al estrellato tecnológico, que ya poseía, el del consumo. Fue la primera compañía mundial por su valor en bolsa. También consiguió la popularidad mundial; pero una mayoría nunca puede pensar diferente, como dice su eslogan. La diferencia, por principio, tiene que ser minoritaria. No se puede pretender a la vez poseer popularidad y exclusividad. O masa o élite. Hay que elegir uno de los dos caminos. Es muy difícil manejar las dos líneas a la vez, como lo intenta Armani y Armani Basic. Quizás sin quererlo, el banco de inversión JP Morgan ha encontrado la solución. El único que ha dado un informe favorable sobre Apple en las últimas semanas, señala que la empresa tiene tanto dinero en la caja que podría montar otra Apple. ¡Ummmm! ¿Quizás una Apple Eco?

9. La competencia aprieta

No es que la competencia le haya copiado, que sí, por supuesto, es que Apple era el modelo a seguir. El problema surge cuando dejan de hacerlo. A Apple le han copiado diseños, tiendas, publicidad, productos y hasta las cajas con las que envuelve los aparatos. Eso era una buena señal. La mala es cuando dejan de hacerlo. Y hay muestras de que otros están inventando.

10. Uno a uno, Apple vence a todos

Pero contra todos a la vez, imposible. Esa es la situación. Si presenta más productos y a diferentes precios significa que compite con más empresas. Y a eso no está acostumbrada. Ni preparada. A Samsung le podría ganar en la pelea por el móvil más vendido, le gana de hecho, pero a la vez no puede competir con móviles o tabletas de calidad muy pareja un 70% más baratos, que es a lo que le está obligando Amazon con sus Kindle, o Google con sus Nexus. Es fácticamente imposible competir en la gama alta de precios con grandes márgenes y a la vez con los que venden aparatos a pérdida, que es la táctica de Amazon. El hábito de Apple era vender poco, pero con gran margen; Amazon prefiere vender mucho a pérdidas a cambio de que la gente compre sus contenidos.

La solución, el producto revolucionario

Cada solución a uno de los retos a que se enfrenta, le acarrea a Apple otro. Así también lo ven todos los analistas que coinciden en que la única solución para Apple es que vuelva a sacar de la chistera otro conejo, otro producto revolucionario y mágico. Pero, la chistera era de Jobs; Tim Cook es un genio de la logística; de la eficacia en la producción, no de la imaginación. Pero, sin duda, necesita un producto revolucionario. Eso pondría otra vez a Apple en la vanguardia, con la competencia a rebufo y la acción subiendo, pero mañana, cuando Tim Cook presente los resultados trimestrales, habrá más sombras que luces. La esperanza se llama junio.

JAVIER MARTÍN 
Madrid 22 ABR 2013 

lunes, 15 de abril de 2013

¿Qué ocurrió con los gigantes electrónicos de Japón?


Hubo una época en que los gigantes japoneses de la electrónica: Sony, Panasonic y Sharp, reinaban el mundo. Eran nombres conocidos por todos.
Pero hoy estas empresas están en profundos aprietos, perdiendo miles de millones de dólares anuales.


¿Cómo lograron caer tan bajo estas poderosas compañías japonesas?

Si se quiere tener una idea de lo que ocurrió con la industria electrónica japonesa, basta con dar un paseo en el metro de Tokio.
El transporte subterráneo de la capital japonesa ahora cuenta con cobertura móvil 3G. Pero en este país no está permitido hablar en el teléfono móvil en el transporte público así que todos los que viajamos en mi vagón estamos ocupados enviando mensajes de texto en nuestros aparatos.
Y ¿qué marca de aparato usa la mayoría? Un rápido vistazo por el vagón muestra que casi 80% de los usuarios tenemos un iPhone de Apple.
Admito que éste no es un análisis científico pero la evidencia es bastante clara. Donde una vez la gente solía escuchar un Sony Walkman, hoy quienes dominan son Apple y Samsung, incluso aquí en la tierra de Sony.
La evidencia también puede verse en los resultados financieros. Las cuentas de los gigantes electrónicos de Japón están cubiertas de tinta roja.
Sony quizá logre obtener un pequeño beneficio este año, el primero desde 2008. Se espera que Panasonic (antes llamado Matsushita) arroje una pérdida de US$9.000 millones. Y Sharp, que es mucho más pequeña, está perdiendo dinero tan rápido que no podrá sobrevivir otro año sin una inyección importante de capital.

¿Qué fue lo que ocurrió?


Desafío digital

Según el economista basado en Tokio, Gerhard Fasol, los gigantes japoneses se han visto dominados por la revolución digital.

Estas empresas, explica, realmente construyeron sus imperios con la fabricación de complejas máquinas eléctricas: televisiones a color, radios, reproductor de casetes, frigoríficos y lavadoras de ropa.
Estos aparatos contenían componentes electrónicos pero básicamente eran dispositivos mecánicos.Pero entonces llegó la revolución digital y el mundo cambió.
"El Walkman de Sony es un ejemplo clásico", explica Gerhard Fasol. "No tenía software, era puramente mecánico. Hoy en día es necesario tener un modelo de negocio con software, lo cual es totalmente diferente".
La revolución digital no sólo cambió la forma como los dispositivos electrónicos funcionan, también cambió el modo como éstos se fabrican.
Todo el modelo de manufactura evolucionó a medida que las compañías decidieron mover su producción a países de bajo costo.
Esto ha colocado una enorme presión en el margen de beneficios de los fabricantes japoneses.
"Basta con ver a Apple", dice Fasol. "Fabrican iPods y iPhones. Apple tiene un margen de ganancia de por lo menos 50% en esos productos".
"La gente dice que los iPhones están fabricados en China pero quizás sólo 3% del valor de un iPhone se queda en China. Así que hoy en día es difícil volverse rico con sólo la manufactura, se tiene que hacer mucho más", agrega.

"Poco japonés"

Desafortunadamente, ni Panasonic ni Sharp respondieron a nuestras repetidas solicitudes de entrevista. Así que fui a ver al jefe de otro gigante de la fabricacion japonesa. Hiroaki Nakanishi, de 66 años, es el presidente de la Corporación Hitachi.
Cuando en 2010 tomó las riendas de la enorme empresa de ingeniería de 100 años de antigüedad, estaba en números rojos. Nakanishi decidió de inmediato hacer algo "poco japonés". Clausuró o vendió las divisiones deficitarias, la mayoría de ellas dedicadas a la electrónica de consumo.
"La tecnología digital cambió todo", dice. "En la industria de televisión esto significa que ahora sólo se necesita un chip para producir una imagen de TV grande y de alta calidad. Así que hoy en día todos pueden hacerlo".
"Esto quiere decir que los nuevos participantes de Corea y China tienen ahora la delantera". Hitachi adquirió su reputación en contar con la mejor tecnología. Pero ahora la nueva competencia está basada en los que tienen las mejores ventas, la mejor estrategia de mercadotecnia y los mayores presupuestos publicitarios.
Según el Nakanishi, las compañías japonesas no tienen capacidades para participar en ella."La estructura de la industria ha cambiado completamente" dice. "No podremos ajustarnos a ese ambiente. Es por eso que estamos renunciando a esos segmentos".

"País de cerebros"

Nakanishi decidió que Hitachi regresara a su actividad principal: la ingeniería pesada. Las turbinas de gas, turbinas de vapor, plantas de energía nuclear y trenes de alta velocidad, son las áreas en las que, dice, la empresa puede todavía competir globalmente, y en especial en el mundo en desarrollo.

"En los países en desarrollo no se cuenta con la planificación específica o el conocimiento para construir (los grandes proyectos de infraestructura), pero nosotros sí lo tenemos" señala.
"No se trata simplemente de vender maquinaria, sino también ingeniería, planeamiento, incluso en ocasiones el financiamiento de un proyecto. El proceso total: ésa es nuestra ventaja más importante".
La estrategia de Nakanishi está funcionando. Hitachi está nuevamente obteniendo beneficios. Los trenes de la empresa son ahora los favoritos para reemplazar a toda la flota de trenes interurbanos de alta velocidad del Reino Unido. Pero para los otros la carrera no será fácil.
Sony, la más fuerte de las tres, obtiene hoy en día mucho más dinero vendiendo seguros de vida que lo que gana fabricando artículos electrónicos. Panasonic y Sharp no cuentan con planes alternativos.
Según el economista Gehard Fasol, una vez más, igual que ocurrió en los cincuenta y sesenta, las compañías japonesas necesitan aprender de Estados Unidos.
"No es coincidencia que muchas de las compañías más exitosas actualmente están en Silicon Valley", explica.
"Compañías como Cisco u Oracle no se han visto afectadas por la competencia coreana. Japón se ha convertido en un país de cerebros. Es un país como Suiza o Inglaterra".
"Tienen un alto nivel de educación y gente muy ingeniosa, y esto tiene que utilizarse. A veces esos valores pueden aprovecharse en la manufactura, en otros casos en el software. Pero el software ha sido desatendido en Japón", concluye el economista.


Rupert Wingfield-Hayes
BBC, Japón






lunes, 8 de abril de 2013

Cómo entrenarte para ser líder


No existen muchos líderes innatos. La mayoría de los líderes deben tomar la responsabilidad de entrenarse a sí mismos para ser más efectivos y motivar a sus seguidores. Ya sea que aprendas de la sabiduría de otros o que busques mejorar tus propias habilidades, convertirte en un buen líder se trata de lo que haces, no de lo que sabes. 

Te compartimos cinco cosas que puedes hacer para entrenarte a ti mismo para transformarte en un gran líder:

1. Cumple tus promesas
Nunca hagas promesas que no estés seguro que puedes cumplir. Nada mata tu credibilidad más rápido que romper con una promesa o no cumplir una expectativa. Algunas veces, mantener las promesas puede ser un verdadero reto, por lo que este compromiso te ayudará a desarrollar disciplina e integridad en el largo plazo. Practica primero con tu familia, amigos y colegas. 

2. Vístete para influenciar
No te vistas para impresionar, vístete para influenciar. Esto significa que debes asegurarte que tu apariencia es consistente con tu marca personal y profesional, así como con la imagen que quieres entregar. Empieza por preguntarte cómo un líder con tus mismas aspiraciones se muestra y actúa ante los demás. No limites la apariencia sólo a ti, también aplacable a tu empresa y espacio de trabajo.

3. Trata a tu equipo como a tus clientes
Pedirle a tu equipo ser cortés y amable con los clientes mientras que tú eres grosero con ellos no sólo es incongruente, también es hipócrita. Ser el líder no te da un pase libre para dejarte actuar en base a tus instintos. La forma en la que tratas a la gente sirve como referencia a todo tu equipo.

Robert Greenleaf acuñó el término “liderazgo servidor” en la década de los 60’s. No se trata de ser servil, sino de encontrar formas de apoyar a tus empleados para ayudarlos a ser exitosos. Periódicamente pregunta: “¿Qué puedo hacer para ayudarte?”

4. Muestra tu compromiso hacia el crecimiento personal
Sólo hay dos formas para crecer tu negocio: crecer tú mismo y crecer tu equipo. Conforme tú y tu equipo mejoren personalmente, también lo harán los niveles de servicio, la eficiencia operacional y todo lo demás. 

Suncoast Coffee Service and Vending es una pequeña empresa de 20 empleados localizada en Florida. Los fundadores le pagan a los empleados 50 dólares por leer libros que puedan servirles para mejorar su vida personal y profesional. Con este programa, los empleados reciben un libro y una fecha de lectura, y al final de mes la discuten. 

5. Pide retroalimentación
Algunos líderes reaccionan hacia la retroalimentación no solicitada como una crítica, por lo que se ponen a la defensiva y pierden la oportunidad de aprender. Pero esperar a que los empleados sean lo suficientemente valientes como para ofrecerte su retroalimentación también es una apuesta arriesgada. No les preguntes a tus empleados qué les gusta y qué no de ti. Obtendrás mejor información preguntando: “En tu opinión, ¿qué podría ayudarme a ser un mejor y más efectivo líder?”

Escucha con atención. Si alguien te dice que serías más efectivo si  te comunicaras más claramente, pide un ejemplo de cuando no lo hayas hecho para que entiendas bien por qué lo dice.  

Por Mark Sanborn

lunes, 1 de abril de 2013

“Jefe… renuncio”: cómo irse de la empresa por la puerta grande


Asumir un nuevo desafío laboral es siempre atractivo. No obstante, conlleva un elemento que debe ser tratado con delicadeza: la renuncia. En general, comunicar la decisión a los superiores, el modo de hacerlo, el momento oportuno y las despedidas suelen complicar el asunto.

Sobre todo, si lo que se desea es salir de esa empresa por la puerta grande porque, claro, hay mucho en juego: la imagen personal y profesional, los vínculos con colegas y jefaturas e, incluso, la posibilidad de volver a la misma compañía, son algunos ejemplos.

Consultados por AméricaEconomía, expertos en RRHH postulan sus recomendaciones:

Tiempo de aviso


Yael Sescovich, manager de Page Personnel en Chile, indica que el plazo para informar la determinación es manejable según el tipo de organización y las relaciones existentes.

"En el caso de una firma muy burocrática, clásica, si no se renuncia con un mes de anticipación (período establecido por ley en ese país), e independiente del nivel jerárquico, se va a salir igual por la puerta trasera", consigna.

Con todo, sugiere idéntico lapso -un mes- para los ejecutivos medios y altos que se desempeñen en una compañía que entienda la rotación como algo natural. En la misma situación, aconseja dos a tres semanas a los perfiles junior.

Al respecto, Cristina Simón, académica de la IE Business School en España, declara que si el deseo es mantener una buena relación, la notificación debiera ser con "tiempo suficiente como para permitir a la empresa planificar sustituciones, cerrar adecuadamente procesos y nexos con clientes, etcétera. Un mes sería un plazo razonable".

La forma


En cuanto al modo en que se manifiesta la determinación, Sescovich destaca que el primero en saber tiene que ser el jefe. "No hay nada peor, en términos de relaciones laborales, que la jefatura se entere a través de terceros", dice.


Y agrega que es "muy importante establecer los puntos que llevaron a la persona a salir y qué buscaba". Esto será un gesto de transparencia hacia el empleador, asevera, ampliando las posibilidades de volver a trabajar en ese sitio, si se dan las circunstancias.

Simón advierte que "lo cierto es que la mayor parte de los profesionales tienden a argumentar un 'necesario cambio de ciclo'". Complementa, sin embargo, que lo mejor es evitar factores "económicos que puedan dar lugar a contraofertas, una vez que la decisión es firme".

Aunque con ciertos matices, concuerda Augusto Cáceres, director académico de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico, en Perú. Esta desvinculación debe ser con "transparencia y honestidad", resalta, aconsejando "conversar con el jefe directo para explicarle las razones y que sean las verdaderas: mejoras económicas, desarrollo de carrera, falta de empatía con el superior, preferencias por otra industria o giro de negocio, cambio de residencia, expectativas diferentes, estudios de posgrado o motivos de salud".

Desde la renuncia a la salida

Habrá un lapso entre el momento en que se da a conocer la renuncia hasta cuando ésta se hace efectiva. Para ese período, Sescovich hace tres sugerencias: "lo primero es continuar desempeñándose de la misma manera, con igual intensidad, responsabilidad, comunicación y compromiso. Lo segundo es dejar toda la información ordenada, legible y entendible para quien asumirá en reemplazo y, por último, idealmente ir planteando aspectos que debieran ser medidos en ese profesional que tomará el relevo".

Facilitar la entrada del sustituto ante los clientes es un factor crítico, consigna Simón. Con ese objetivo, relata, son buenas estrategias dar espacio a reuniones de presentación y aportar al reemplazo recomendaciones para que tome posesión del cargo de la "forma más eficaz posible".

Mostrar solidaridad con el sustituto es fundamental, expone Cáceres. Para ello, invita a responderle con amabilidad, a enseñarle lo más relevante del puesto, a "comportarse con naturalidad, educación y con una actitud positiva".

No hablar mal

Un conocido refrán advierte que "por la boca muere el pez". Sabias palabras aplicables al tema de análisis, ya que si el funcionario se va diciendo pestes de la corporación, su salida no será de lo más elegante y es más que probable que sus puertas se le cierren definitivamente.

En esa línea, Simón propone evitar las críticas a la empresa en las conversaciones con clientes o compañeros. "Hacer alusión a los pro y los contra de la decisión, señalando los puntos fuertes de la organización a los que ha habido que renunciar, etcétera, suelen ser buenos argumentos para minimizar el impacto y la conflictividad de la salida", expresa.

Mensaje de despedida


Cáceres explica que, para despedirse de los colegas, siempre será bien recibido un correo de agradecimientos por el apoyo brindado y, al mismo tiempo, unas líneas mencionando que el paso ha sido dado en pro del desarrollo personal y profesional.


"Se puede añadir que en las próximas semanas les enviará algunos detalles más, como un nuevo e-mail y/o teléfono. Si alguien le pide más información, debe mantenerse el mensaje transmitido al jefe. La coherencia y la transparencia son muy importantes", sentencia.

AméricaEconomía