lunes, 29 de octubre de 2012

Cinco estrategias para redactar su Currículum Vitae


¿Alguna vez se preguntó cómo hace un coach de carrera laboral para convertir un currículum común y corriente en un documento maravilloso e impactante? Los profesionales de búsqueda y redactores de C.V., de acuerdo con su capacitación y su experiencia, utilizamos una variedad de técnicas para agregarles “condimento” a los currículum de nuestros clientes. En este artículo voy a compartir con usted algunas técnicas que suelo aplicar.



1 - Hable el idioma del empleador

Cada profesión cuenta con un conjunto exclusivo de términos puntuales (palabras clave). Si usted emplea los términos adecuados, no solo agregará credibilidad al C.V. sino que además hará que su currículum sea fácilmente “buscable”. ¿Cómo? La mayoría de las empresas utilizan sistemas electrónicos de almacenamiento y recuperación para manejar la gran cantidad de C.V. que reciben cada día. Cada vez que surge una vacante, los profesionales de RR.HH. emplean palabras clave para buscar en su base de datos. Durante estas búsquedas, solo aparecen los currículum que contienen las palabras clave deseadas.

2 - Haga hincapié en sus logros

La mayoría de los C.V. muestran declaraciones tipo “Responsable del área de ventas y marketing”. ¿Qué le dice esto al empleador? Nada. Cientos de currículum apilados sobre su escritorio dicen eso mismo.

En cambio, observe el impacto de esta oración: “Generé ventas superiores a los $500.000 todos los meses, trabajando una base de 1900 cuentas de clientes”.

Mejor aún: “Propulsé una participación en el mercado del 12% impulsando más de $500.000 en ventas todos los meses. Obtuve resultados impartiendo presentaciones poderosas y ejerciendo influencia sobre quienes tomaban decisiones desafiantes. Califiqué 1º en ventas entre 2000 empleados de todo el país. Gané el premio de Vendedor del año captando el 80% de las cuentas de la competencia”.

3 - Subraye los beneficios, no las características

Si el fabricante de autos XYZ dice: “Nuestro automóvil es rojo”, esa es una característica. Cuando el mismo fabricante dice: “Nuestro automóvil con motor de alta cilindrada rinde más de 160 km/h con un 30% de ahorro de nafta”… ese es un beneficio. Su currículum también debe emplear ese lenguaje, en especial para poner en la vidriera su trabajo con anteriores empleadores. Siguiendo con el ejemplo anterior, “responsable del área de ventas y marketing” es una característica, pero “propulsé una participación en el mercado del 12%...” y “captando el 80% de las cuentas de la competencia” son beneficios.

4 - Presente un formato eficaz

Un C.V. bien organizado y formateado con eficacia puede reducir enormemente el tiempo de lectura. Imagínese lo contento que se va a poner un posible empleador cuando tenga en sus manos un currículum que le haga ver de inmediato los puntos fuertes que necesita!

5 - Concéntrese en un pocos objetivos

En el mundo laboral actual se requieren múltiples habilidades y polifuncionalidad en el sentido más estricto de la palabra. Las estructuras organizativas chatas han tenido que desarrollar destrezas interfuncionales y se ha formado una nueva raza de trabajadores que se adaptan con rapidez a roles cada vez más nuevos. Sin embargo, por más que usted esté calificado para múltiples posiciones, no intente crear un C.V. que sirva “para cualquier empleo”. La clave radica en concentrarse en las soluciones que Ud. puede aportar!

Lic. Cristina Mejías 

lunes, 22 de octubre de 2012

Las enseñanzas de Bill Gates para gestionar un negocio


Actualmente se habla mucho sobre el estilo de innovación de Steve Jobs y de Apple, pero las personas, al parecer, olvidaron que uno de los precursores de la revolución tecnológica fue Bill Gates. Conozca la historia de este visionario y las cinco lecciones que él deja para aplicar en los negocios.


Se pueden tener 15, 30, 40 o 60 años. En realidad, independiente a la edad y la generación a la que se pertenezca, en algún momento todos utilizaron algún producto o software de Microsoft: un texto escrito en Word, la planilla de cálculo en Excel y el chat del MSN.

Para tener una idea, el gigante de la tecnología e informática cuenta con la mayor cantidad de computadores repartidos por el mundo. Por cada 10 personas, por lo menos, siete utilizan el sistema operacional creado por la empresa, lo que refuerza el eslogan de la compañía: “un computador en cada mesa y en cada lugar”. Esto, sin tomar en cuenta servicios online, venta de licencias, producción de electrónicos, entre otros.

Si el alcance de Microsoft tiene una proporción difícil de dimensionar, todo esto fue posible por el visionario Bill Gates. A los 16 años ya tenía un negocio y demostraba una característica que lo acompaña hasta hoy: ser un emprendedor nato. Porque Microsoft nació cuando él todavía estaba estudiando en Harvard y decidió seguir su vocación para los negocios al abrir la empresa con Paul Allen, un amigo de la infancia.

El crecimiento de Microsoft fue tan rápido como implacable. En la segunda mitad de 1980, la empresa se convirtió en el niño mimado de Wall Street. No sólo desarrolló lenguajes de programación, sino que pasó a ser una compañía diversificada, producía de todo, desde sistemas operacionales como Windows hasta aplicaciones como Word y Excel, así como herramientas de programación. Todo este éxito permitió que Gates fuera clasificado regularmente como la persona más rica del mundo, posición ocupada por él de 1995 a 2007, y en 2009.

Para Erick Vils, fundador da Web Software, empresa de tecnología de la información de Río de Janeiro, el legado de Bill Gates para el mundo tecnológico es muy importante. “¿Se puede imaginar las alternativas a largo plazo que tendrían las personas y empresas en caso de no haber Windows y millones de softwares compatibles? Microsoft se preocupó siempre del legado y la compatibilidad entre las versiones de sus sistemas. Para nosotros, los fabricantes de software, habría sido una pesadilla tener que adaptar todos los sistemas a cada cambio de sistema operativo o lanzamiento de hardware fabricado por un asiático”, dice Vils.

Aprovechando las oportunidades.-

Una de las características que hacen de Bill Gates exitoso es que aprovecha las oportunidades que aparecen. Para Vidal Olavo Plessmann, coordinador del curso de MBA en Desarrollo de Aplicaciones de Fiap, esta es una de las principales virtudes del CEO de Microsoft. “Gates fue visionario y buscó asociarse con IBM para crear el PC en los años 80”, recuerda.

En esa época, IBM, que era líder del mercado de los ordenadores de alto rendimiento, decidió ingresar al mercado de los computadores sin poseer el sistema operativo. Para eso, firmó un contrato con Microsoft que, en realidad, no poseía el software. Entonces, el todavía joven Bill Gates compró por alrededor de US$ 50 mil un sistema desarrollado por una pequeña empresa. Personalizó y mejoró el programa, transformándolo en MS-DOS. Licenció este producto y lo vendió por US$ 8 millones. 

Pero el talento de Gates no consistía sólo en dominar y conocer el mercado del software o en su capacidad de ver las oportunidades. La preocupación por las demás áreas ayudó a Gates a alcanzar todo lo que ha conquistado. “Grandes áreas como logística, distribución, marketing y comercial, a menudo tienen más peso que el área de desarrollo. Microsoft ha sabido hacer esto muy bien durante años”, explica Vils. 

Hasta los que no les gusta utilizar Microsoft reconocen su legado. Ese es el caso de André Tenenbaum, director de la agencia de soluciones digitales ZONAInternet. “Puedo decir que nunca fui simpatizante de Bill Gates, al igual que los usuarios que no pueden ver las ventajas de una plataforma más amigable que Amiga y Mac. Pero lo admiro por ser un ejecutivo con visión que supo explorar comercialmente su idea y transformar su negocio y los computadores personales en algo para todos”, destaca Tenenbaum.

Las cinco enseñanzas de Gates.-

Gates, así como Microsoft, se transformó en un ícono muy odiado por algunos y amado por otros. Sin embargo, al frente de Microsoft dejó un legado que traspasa la barrera tecnológica y logra un modelo singular de administración de una empresa. A continuación lo que se puede aprender de él para gestionar un negocio.

  1. Dominar el lenguaje: Gates habla el lenguaje de los programadores y es uno de sus triunfos como líder. Conversar con colegas técnicos proporciona un canal abierto de comunicación que permite inspirar a los empleados de Microsoft a volar cada vez más alto.
  2. Estar en el lugar y hora correcta: una de las críticas hacia Microsoft es que no es una gran innovadora, sino que se ocupa principalmente de robar ideas de otros. Pese a ello, lo que la compañía hace es reconocer el potencial de las ideas y comercializarlas. Gates siempre estaba enterado de todo lo que pasaba a su alrededor, de forma de aprovechar una oportunidad, potenciarla y avanzar en el negocio.
  3. Contratar gente muy inteligente: “Personas con alto QI” es una expresión que Microsoft utilizaba para designar a los más brillantes. Desde el inicio, Gates siempre buscó las mejores mentes. Él sabía que tener un equipo vencedor sería fundamental para lograr el éxito, y él buscaba a ese equipo.
  4. Mantener la sensación de una compañía pequeña: en el inicio de Microsoft, Gates llegó a la conclusión de que el mejor software era creado por pequeños grupos de desarrolladores. Su idea siempre fue valorizar cada equipo para que produjeran más. “Aunque somos una empresa grande, no podemos pensar así o estaremos muertos”, decía Gates.
  5. Ser apasionado por lo que se hace: la pasión por Microsoft, así como por cada servicio y producto creado, estuvieron presentes durante la trayectoria de Bill Gates al frente de la compañía. Ese fue uno de los grandes combustibles para que la empresa consiguiera mantenerse tanto tiempo como las líderes en tecnología.


Autor: Fábio Bandeira de Mello

martes, 16 de octubre de 2012

Caso Open English.- La Perseverancia de Andrés Moreno


Andrés Moreno: “Tuve que dormir un año en un sofá para tener una oportunidad”


Algunos lo conocen como ‘el calvo’ de los comerciales más populares del último tiempo, los del ‘cursito de inglés on line’, y otros como uno de los emprendedores más exitosos en su género: la educación en línea. Pero, ¿quién es realmente Andrés Moreno? ¿Cómo logró conseguir el tan anhelado éxito con un proyecto educativo en la web?


Andrés Moreno es un emprendedor, un hombre sencillo, de esos personajes que miran a los ojos a la hora de hablar. Ha vivido en muchas ciudades, hace siete años está casado y dirige Open English, una de las empresas de educación en línea más importantes de Latinoamérica ¿Cómo llegó a conseguir ese envidiado lugar? Junto con su socio Wilmer Sarmiento, entendieron que la necesidad de aprender inglés era un desafío que tenía mucha gente de habla hispana y que, a la vez, tenía mucho potencial como negocio.

La plataforma venezolana, que hoy cuenta con una nueva inversión de US$43 millones destinados para la región, ha crecido para prestar servicios a más de 50.000 estudiantes, con expectativas de llegar a los 80.000 para final del año. Para conocer más a fondo de esta escuela virtual, Moreno, CEO de la empresa, habló con AETecno en su visita a Chile durante RASU Fest.


¿Cuál es el origen de Open English?
Todo partió cuando trabajé en Optimal, allí entregábamos un servicio de clases a empresas a para aprender inglés. En ese entonces las clases eran tradicionales, pero con profesores provenientes de Estados Unidos. El problema era que hacíamos clases a 22 alumnos como máximo. Ese negocio fue muy difícil de sustentar, porque siempre necesitábamos conseguir profesores oriundos de norteamerican, lo que no lo transformaba en un negocio escalable. Con Open English quisimos rediseñar esa plataforma, para crear una manera más eficiente de aprender. Allí contacte a Wilmar, un ingeniero muy talentoso. Entonces ¿cómo trasladamos esa forma de enseñar y transformarlo en un negocio escalable? Llevamos la experiencia de hablar con un profesor norteamericano a toda la región. Pero antes de llegar a esa capacidad nos costó mucho perdurar como compañía. Fue complicado levantar una plataforma en tan poco tiempo, ya que es ese entonces las cosas no estaban bien en América Latina para los emprendedores. El dilema era: los inversionistas extranjeros prefieren tener los proyectos cerca, y por eso que nos mudamos a Estados Unidos. Levantamos capital, pero fue difícil, porque estuvimos dos o tres veces a punto de cerrar. De hecho, durante un año estuve durmiendo en el sofá de un amigo, para tener una oportunidad y conseguir inversionistas.


 ¿Cuáles son los servicios que ofrece Open English?
Creamos contenido original con series, contenido interactivo (más de 100 horas) y videos para poder practicar, además de la atención personalizada para cada clase, ya que nunca sobrepasamos los 4 alumnos por profesor. Por otro lado, cada alumno tiene un asesor, que lo llama cada dos semanas, para saber en qué está, si ha practicado. Gracias a esta modalidad se busca la garantía de fluidez, y si no lo logra le damos 6 meses gratis para llegar a ese nivel. Queremos que cada persona sea exitosa. También tenemos centros de atención vía teléfono, 600 personas en Bogotá y 300 personas en Sao Paulo.


¿Cuáles son los desafíos ahora que ya dejaron de ser un emprendimiento?
Queremos seguir invirtiendo en el producto y que este tenga resonancias en toda la región, pero debemos adaptarnos más al mercado local. Pienso que hemos tenido suerte de que nos conozcan y entiendan. Por un lado están los comerciales, que han sido muy buenos, pero también debemos seguir rompiendo la frontera para cada pequeña ciudad que necesite de nuestros servicios pueda tenerlos, es por eso que estamos tratando de hacer comerciales y publicidad más sectorial. Contratamos a una agencia en Brasil, para que podamos llegar con más fuerza allí, ya que son 35% de los estudiantes que se inscriben desde alguna ciudad lejana.


Sobre su plataforma, ¿quiénes están detrás de ella?
Tenemos un equipo de más de 50 desarrolladores y programadores y 20 personas en Miami creando productos. Todo esto en base al soporte que nos entrega Amazon Web services.


¿A qué le adjudicas el impacto de la empresa?
Los comerciales han sido muy efectivos, porque la gente se identifica con los personajes. Tenemos los mismos comerciales desde México hasta Chile, y produce la misma sensación en todos los sectores. En ese entonces no teníamos ingresos para invertir todo lo que queríamos en publicidad, pero junto con la ayuda de un actor y horas de trabajo logramos crear esos divertidos comerciales. Esperamos que un año pasara para volver a crear una propuesta más atractiva, pero el impacto fue tal que tuvimos que seguir grabando con los mismos personajes. Lo increíble es que ahora nos reconocen en todos lados.

En las redes sociales tenemos fans, de hecho tenemos grupos de fans de los comerciales con cientos de “likes”, y nos piden fotos siempre que nos ven en la calle o en el aeropuerto. Nos alegramos de que nos quieran tanto. Pero lo más impresionante es que estamos en 20 países en América Latina y en 38 países en el resto del mundo, porque mucha gente nos recomienda en países de Europa, por ejemplo. Un caso especial es Chile, que ha crecido muy rápido; de hecho, aumentó 250% el número de alumnos. Así que los comerciales están funcionando bien. De acuerdo a nuestras investigaciones, son los amigos y sus recomendaciones, lo que también nos hacen crecer fuera América.


¿Cuál es la enseñanza que te gustaría dejar a los emprendedores de la región?
El objetivo debe ser siempre ir más allá. Es por eso que queremos dar el mensaje de que sí se puede, con perseverancia y paciencia, porque las cosas nunca salen siempre como uno quisiera. Pero ahora, lo más importante es crear ideas con objetivos y utilidades regionales, para convencer a los inversionistas de que tu proyecto vale, dejar atrás los proyectos pequeños y atreverse más. También es importante la creación de equipo y la repartición de las acciones, para generar ganancias y no dejar que la empresa cierre, una crisis que más de alguna vez temimos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

El decálogo del candidato ideal


Cuando están a las puertas de conseguir una oportunidad laboral, es natural que los potenciales candidatos cometan equívocos asociados al nerviosismo, la inexperiencia, o la carestía de conocimientos.

En atención a semejante problemática, Adecco, empresa de soluciones en capital humano, ha construido un decálogo que incluye diez comportamientos vitales para el éxito de los solicitantes en su búsqueda de empleo:


  1. Tendrás claro lo que quieres, hacia dónde va tu carrera y en qué área te interesa desarrollarte. Antes de iniciar la búsqueda de un trabajo, resulta fundamental hacer un ejercicio de honestidad personal, con el que el candidato defina sus intereses profesionales. Una vez definido el destino, debe asegurarse de que esa posición lo hará sentir pleno, porque se trata de una actividad que en verdad le apasiona.
  2. Conocerás la empresa en la que quieres trabajar. Para entrar con el pie derecho a cualquier organización, es preciso conocerla. Basta con una breve investigación en línea para ubicar sus productos, servicios, misión, visión y valores. Además es de ayuda, leer algunas noticias publicadas recientemente sobre la empresa. La información adquirida reafirmará la decisión de trabajar en esa compañía y ayudará a enfrentar la entrevista de trabajo.
  3. Elaborarás cuidadosamente tu CV. La primera carta de presentación del candidato es su CV, por lo tanto debe dedicarle tiempo a su diseño. Algunas de las recomendaciones a seguir en esta materia son: Incluir sólo información de interés para el empleador, enfocarlo a la vacante que interesa, organizar los datos de manera lógica, ser breve y conciso, usar elementos que faciliten su lectura, evitar los errores de ortografía y redacción, cerciorarse de que los datos incorporados estén actualizados y sean reales, darle una presentación limpia y profesional.
  4. Sólo aplicarás para vacantes que se ajustan a tu perfil profesional. Es una pérdida de tiempo para el candidato y el reclutador, aplicar para una vacante que requiere de un perfil diferente. El empleador no se apiadará del candidato ni la empresa cambiará el perfil.
  5. Buscarás empleo en bolsas de trabajo reconocidas y jamás pagarás para que alguien más te consiga empleo. Nada más riesgoso que subir los datos personales del candidato a bolsas de trabajo de dudosa credibilidad. Es importante verificar que el servicio sea proporcionada por empresas serias (como las que forman parte de la Amech), universidades u organismos gubernamentales…
  6. Mantendrás una buena imagen (real y virtual) mientras buscas empleo y también cuando lo obtengas. La forma de conducirse en la vida real y en la virtual (a través del uso de perfiles en redes sociales) dice mucho del prospecto. Actualmente los reclutadores evalúan este aspecto y suelen revisar los perfiles electrónicos para constatar la seriedad del candidato.
  7. Llegarás a tiempo y preparado para enfrentar las entrevistas laborales y sus preguntas difíciles. La única manera de salir airoso de una entrevista de trabajo es preparándose para enfrentarla. También resulta indispensable pensar en las posibles respuestas a preguntas complicadas, por ejemplo. ¿Por qué dejaste tu último empleo?, ¿por qué nunca has trabajado?, ¿cuánto quieres ganar?, ¿cuál es tu mayor debilidad?
  8. No mentirás en ningún momento durante tu proceso de selección. Si llegas a mentir, lo más seguro es que el reclutador lo note y en ese momento rechace tu candidatura. Aun en caso de que no lo notara y te dieran el puesto, si la empresa se entera posteriormente de tu desliz, puede rescindirte legalmente la relación laboral sin responsabilidad alguna. Es mejor presentarte como eres y aspirar con objetividad a una plaza que puedas cubrir.
  9. Contactarás a tu reclutador sólo en caso necesario, de manera prudente y respetuosa. Si el reclutador dice que te llamará, hay que esperar la llamada. Espera que haga contacto por lo menos un par de semanas después de tu entrevista. Si decides buscarlo, hazlo siempre de manera respetuosa.
  10. Seguirás preparándote y desarrollándote profesionalmente siempre, aunque ya tengas trabajo. Una máxima que nos aplica a todos, el candidato que no tiene deseos de superación es difícil que se convierta en un colaborador valioso para las organizaciones. El talento se cultiva siempre.

Éstas son algunas de las recomendaciones que la firma despliega con el propósito de que los solicitantes detecten sus áreas de oportunidad y ocupen el tiempo necesario en pulirlas.

lunes, 1 de octubre de 2012

Quizá no es tan difícil dirigir personas


Sin duda las personas somos complejas, y acaso a esta complejidad cabe vincular, cabe asociar de modo inseparable, nuestro gran potencial de seres humanos. Se dice que resulta complicado dirigir personas, pero, alcanzada por el individuo suficiente dosis de experiencia y autoconocimiento, alcanzada la mayoría de edad profesional, se abre espacio al protagonismo (autogestión) tras metas definidas y ello facilita el trabajo a los jefes. En estas condiciones, dirigir personas podría no resultar tan complicado…, a menos que, en plena era del saber, se valore más su obediencia que su inteligencia.


El conflicto relacional entre jefe y subordinado puede aparecer, en su caso, por razones diversas. Cabe incluir aquí incompetencias en una y otra parte, como también algunas posibles torpezas funcionales de la organización, y asimismo, entre tantas causas a considerar, el hecho no descartable de que el trabajador se vea obligado a renunciar al sentido común, a sus conocimientos atesorados, a sus principios profesionales; o sea y en cierto modo, a prevaricar. Allá donde se valore más su obediencia que su inteligencia, también podría valorarse la complicidad, y no tanto el compromiso o lealtad con la profesión. No, no siempre hay que pensar en trabajadores que eluden el esfuerzo y precisan un capataz.

Seguramente dirigir personas resulta menos laborioso, más sencillo, sobre los profesionales supuestos de la cincuentenaria teoría Y (trabajadores capaces, responsables y comprometidos con resultados) de Douglas McGregor, que sobre los de su teoría X (trabajadores que tienden a eludir el esfuerzo); básicamente porque en el primer caso se prevén unas relaciones jerárquicas de baja intensidad o frecuencia una vez convenidas las metas, y en el segundo puede surgir una cierta imagen de marionetas, de personas que no harían nada sin que se les dijera que lo hicieran…

A medida que se va consolidando la economía del saber y el innovar, la del capital humano y el aprendizaje permanente, puede pensarse, sí, que el ideal de la gestión de personas es convenir las metas y abrir paso al autoliderazgo tras ellas, cuidando el directivo que los profesionales técnicos correspondientes cuenten con los recursos necesarios. Así las cosas, el directivo, más que dedicarse a ser un moderno capataz, habría de concentrarse en gestionar su sección, departamento o empresa, para asegurar la prosperidad en tan difíciles tiempos: todo un desafío al que atender con dedicación y suficiente visión de futuro.

Desde luego, surgen periódicamente nuevos métodos para dirigir personas, e incluso leíamos hace poco en RRHHDigital, que un nuevo libro ofrecía “el método definitivo para la gestión de personas”. Suele tratarse de modelos de gestión/liderazgo que en ocasiones dicen exigir una compleja orquestación con ayuda de consultores. Se diría que hay tal vez, sí, una buena dosis de ciencia de la gestión de personas no tan necesaria en muchos casos; una ciencia empeñada en conseguir con gran esfuerzo lo que quizá se conseguiría con gran facilidad, si se avanzara por otro camino...; si se avanzara mediante un salto cuántico desde el concepto de “recursos humanos” al de “capital humano”.

A menudo se oye hablar de la dirección casi como mera tarea de motivar a las personas, y hay quienes barruntamos que no pocos trabajadores, al percibir que están siendo alentados o estimulados, podrían sentirse tratados al margen de la profesionalidad, y por ello frustrarse y desmotivarse. Tal vez el arte consista en motivar sin que se aprecie la intención, pero esto parece resultar más difícil cada día… Uno diría que, ante metas profesionalmente atractivas y sin artes especiales, el trabajador de perfil “Y” se encaminaría a ellas más por puro magnetismo, que por mero seguidismo tras los líderes motivadores.

Quizá la inteligencia de algunos trabajadores del saber y del pensar no desee limitarse al puesto de trabajo, sino que pretenda contribuir a la colectividad en aspectos diversos, más allá de la mejora continua y la innovación. Tal vez no quepa hablar de inteligencia organizacional o colectiva mientras la de los trabajadores resulte, cuando así sea, preterida, contenida o sofocada. Sin duda cada empresa es única y cada Dirección, soberana; pero las organizaciones habrían de ser cada día más inteligentes, en beneficio de la productividad y la competitividad.

Hay una frase de esas que podemos considerar “memes”; es de Isidro Fainé, que actualmente, en momentos difíciles para el sector, preside la patronal de las Cajas: “Las personas son el corazón de la empresa y esta solo seguirá latiendo con fuerza mientras los directivos trabajen con la ilusión del primer día y la intensidad del último: con pasión, inteligencia y corazón”. La idea, llevada al conjunto de la economía, parece un avance significativo sobre la vieja visión, más industrial, de los trabajadores como extremidades (brazos y piernas) de la organización; pero, en la emergente economía del saber y el innovar, quizá no debamos dejar demasiado lejos del cerebro a los trabajadores expertos de los diferentes campos técnicos, cada día con mayor perspectiva, incluida la perspectiva sistémica.

Hay, sí, numerosos sectores de actividad con trabajadores expertos que han de superar a sus jefes en conocimientos técnicos, y han de seguir los avances en sus campos; incluso han de aprender en ocasiones lo que todavía no sabe nadie (explorar, descubrir, crear…). Las decisiones de la Dirección han de contar muchas veces con el conocimiento técnico, la capacidad de análisis, y el buen juicio que portan y aportan los trabajadores cualificados; han de contar con el “capital humano” y no solo con los “recursos humanos”. 

Al parecer, los trabajadores españoles están entre los más formados de la OCDE, y también parece cierto que falta en España calidad directiva; de modo que quizá lo mejor sería que los subordinados se autogestionaran al máximo grado posible en cada caso, y los jefes pudieran concentrarse en asegurar las mejores decisiones estratégicas y operativas. Nada sencillo acertar con las decisiones cuando no se controlan todas las variables, y en verdad han de encarar los directivos grandes desafíos en nuestro tiempo.

En cuanto a la dirección de personas, tal vez bastaría, sí, en muchos casos definir bien las metas individuales, y confiar en los trabajadores del perfil Y de McGregor, que sí parece haberlos y muchos; se diría, si el lector asiente, que casi todos los trabajadores del saber encajan en este perfil cuando el entorno es catalizador. Este perfil, y no tanto el de seguidor, podría ser el preciso para encarar el futuro. ¿Y qué pasa con los júniores? Quizá habría que reducir esta etapa, con ayuda tutelar de los séniores del entorno; pero habríamos de acudir de nuevo, en la reflexión, a la unicidad de cada organización.

No son pocos los autores —también españoles— que han insistido en la necesidad de simplificar la gestión de personas por la vía de la autogestión y el protagonismo, la del empowerment, la de la demanda de resultados razonables; cabe citar, por traer un ejemplo, al profesor Pablo Maella, en su libro “Gestionar con sencillez”. Pero el estilo de dirección de cada empresa responde típicamente a los modelos mentales del primer ejecutivo, que puede apostar con autenticidad por las personas, o puede tender a responsabilizar siempre a los jefes de los aciertos y fallos de los subordinados, es decir, a reducir el protagonismo de los trabajadores. Argumentos habrá siempre para una u otra postura.

Probablemente, si, fruto de la mentalidad del empresario o primer ejecutivo, un directivo se sintiera responsable universal de la actuación de sus subordinados, quizá se cuidaría de confiar demasiado en ellos y tendería a actuar como moderno capataz. Este no parecería ser el escenario deseable de organización inteligente que nos han venido mostrando diferentes expertos en las dos o tres últimas décadas. Podrá describirse de un modo u otro la inteligencia colectiva de la organización, pero habrían de eliminarse en su caso los vestigios o brotes de torpeza. Quizá incluso, la inteligencia o excelencia organizacional habría de ser minuciosamente observada de cerca —bien controlada—, debido a la habitual tendencia al deterioro.

¿Quién habría de salvaguardar la inteligencia de la organización, contribuyendo así a catalizar la más idónea expresión del capital humano, en aquellas empresas en que este resultara determinante o decisivo? El lector habrá respondido acertadamente a esta pregunta, en función de las realidades que le circundan. Quizá deba formalizarse, sí, esta función de vigilancia, incluyendo el máximo aprovechamiento del potencial de las personas, y la dedicación de los directivos a la retadora gestión sinérgica de sus unidades funcionales.

Cabría añadir un breve comentario sobre un aspecto de la inteligencia colectiva que no suele abordarse en los libros. Me refiero a la obsesiva procedimentalización del trabajo, a menudo para obtener o conservar un determinado sello de calidad. Curiosamente, ya alertó Peter Drucker contra los informes y procedimientos, como posibles enemigos del sentido común en el trabajo. Quizá los procedimientos habrían de servir de referencia, y no tanto de atadura, cuando el trabajador ha de presentar resultados; recuérdese que Drucker hablaba de management by objectives and self control. No cabría la elusión de responsabilidad por los resultados, mediante la alusión a procedimientos fielmente seguidos; ni cabría trabajar pensando en el informe a presentar, y no tanto en los resultados a alcanzar.

(Sí, quizá una debidamente orquestada Dirección por Objetivos que incluyera a los trabajadores preparados, fuera bienvenida allá donde no hubiera llegado todavía. Aquí recuerdo cómo este sistema de dirección resultaba denostado en un libro que leí años atrás; la autora rechazaba, con argumentos engañosos, la DpO para proponer la Dirección por Hábitos, aunque no supe descifrar en qué consistía realmente este nuevo modelo. Al parecer, se trataba de practicar hábitos como la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza; virtudes estas sin duda cardinales, pero no deberíamos desviar la atención de los resultados perseguidos en las empresas. En efecto, se ha criticado en ocasiones la DpO en defensa de otros modelos).

En resumen, se escuchan mensajes tales como “la dirección de personas es todo un arte”, “gestionar mediocres es más sencillo que gestionar personas con talento”, “gestionar personas requiere cabeza y corazón”, “dirigir personas exige profundizar en la naturaleza humana”, “gestionar personas es complicado, porque tienen edad, sexo y carácter”… En general, se subraya la dificultad de gestionar personas, y aun se eleva esta en el caso de trabajadores talentosos; pero pocas veces se relaciona esta supuesta dificultad con el entorno cultural, con los modelos mentales vigentes en la empresa, con los sistemas de dirección desplegados, quizá inhibidores del capital humano. Cultivemos, si el lector asiente, entornos culturales catalizadores de su expresión, y tal vez todo resulte más sencillo.

AUTOR: Jose Enebral Fernandez