sábado, 14 de noviembre de 2009

Competitividad empresarial en tiempos difíciles


Vivimos en una época en donde el ambiente en que se desarrollan los negocios, es de constantes cambios. Lo que antes era de carácter necesario, hoy día es algo totalmente obsoleto. Muchos empresarios creen que haciendo la vista gorda y continuando con su rutina diaria, pueden sobrevivir a tan fuertes cambios, lo que afecta la competitividad de sus empresas.

Entendemos por competitividad a la capacidad de una organización, ya sea pública o privada, lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas comparativas. Estas ventajas le permiten a la organización alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socio-económico.

Las empresas buscan elevar sus índices de productividad, lograr mayor eficiencia y brindar un servicio de calidad. Esto está obligando a que los gerentes adopten modelos de administración participativa tomando como base central al elemento humano, desarrollando el trabajo en equipo para alcanzar la competitividad y así, responder de manera idónea a la creciente demanda de productos y servicios de óptima calidad y a todo nivel. Cada vez de una forma más eficiente, rápida y proveyendo una excelente calidad.

Tradicionalmente las funciones de un buen empresario y/o administrador eran:
  1. Planificar – Establecer los objetivos de la empresa y los pasos a tomar.
  2. Presupuestar – asignar y distribuir de forma óptima y eficiente los recursos necesarios para lograr los objetivos.
  3. Organizar – Crear y operar eficazmente las estructuras que permitan alcanzar lo objetivos.
  4. Recurso Humano – Definir procedimientos y establecer métodos y guías que dirijan al recurso humano.
  5. Control – Verificar y comparar los resultados con los objetivos establecidos.
  6. Solucionar problemas – Determinar las diferencias entre los objetivos planificados y los realizados, y adoptar medidas para lograr armonizar ambas.

En cambio el líder competitivo no es tan solo un administrador, sino que para integrar el dinamismo requerido y estar a la par con los diversos y continuos cambios este requiere:

  1. Establecer directrices – Estructurar una visión para la empresa y determinar las estrategias para que esa visión se convierta en una realidad.
  2. Comunicación – Transmitir de una forma de fácil comprensión, la visión y las estrategias a todo el personal cuya cooperación sea necesaria.
  3. Implicar, involucrar – Influenciar en el recurso humano para crear grupos altamente comprometidos en la realización de la visión.
  4. Motivar – Estimular y apoyar al personal a superar toda barrera que impida hacer de la visión una realidad.

Si todo cambia a nuestro alrededor, debemos ser capaces de identificar los nuevos caminos que han de recorrer las empresas y, luego, tener las habilidades necesarias para lograr ser competitivos.


La competitividad no es producto de una casualidad ni surge espontáneamente; se crea y se logra a través de un largo proceso de aprendizaje y negociación por grupos representativos que configuran la dinámica de conducta organizacional. Este grupo lo componen diferentes recursos como son los accionistas, directivos, empleados, acreedores y los clientes. También puede estar incluido la competencia u otros grupos dentro del mercado. Y por último, el gobierno y la sociedad en general.


Estamos viviendo una era donde el futuro esta a un paso del presente, lo que plantea un fuerte reto para los empresarios: limitarse a seguir siendo buenos administradores o convertirse en líderes competitivos.

Keren D. Borras

Presidenta KD BORRAS GROUP, INC

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