¿Te consideras una persona con poca voluntad, que posterga las cosas y nunca acaba lo que empieza?
Mucha gente me escribe comentándome que no son perseverantes, que no acaban lo que empiezan, que lo postergan todo o que no tienen voluntad. Y hace poco vi un vídeo de una de mis mentoras, Marie Forleo, que es perfecto para esta situación y te lo resumo aquí junto con mi opinión y experiencia personal.
Terminar las cosas es simple y llanamente un hábito, una costumbre. Es como lavarse los dientes. Si no te los lavas nunca te da una pereza terrible, ¿verdad? Pero si te acostumbras a hacerlo, te pasa lo contrario, te los tienes que lavar ¡o sufres! Y de hecho no tienes ni que pensarlo. Pues esto es lo mismo, si no acabas lo que empiezas es simplemente porque no estás acostumbrada y es cuestión de crear ese hábito.
¿Cómo creas el hábito? Aquí es donde Marie Forleo recomienda cuatro cosas:
1. Deja de pensar que tienes que disfrutar del proceso en todo momento. Este consejo es magnífico. Parece que cuando haces algo que te gusta tienes que estar disfrutando todo el tiempo y si no, es que algo va mal y ¡no es así! Incluso aunque disfrutes la mayor parte del tiempo (que puede no ser el caso tampoco), hacer cosas es difícil y duro. Por ejemplo, por mucho que te guste escribir, escribir un libro es muy duro; o preparar una comida para 25 personas si eres chef, o escribir un blog y ser constante, u organizar una exposición de fotos. Siempre hay partes duras y partes que te gustan menos (o nada). Todo cuesta y no todo es siempre diversión, hay que ser consciente de eso.
Apúntate esto, la diferencia entre un aficionado y un profesional es que el profesional acaba las cosas cueste lo que cueste. Así que tenlo en cuenta porque estamos hablando de tu profesión, tu eres una profesional y las profesionales de éxito acaban lo que empiezan, aunque sea duro. Eso sí, tienes que saber distinguir esto de autosabotaje de obligarte acabar las cosas, porque no es lo mismo acabar lo que es importante, que perder el tiempo porque no eres capaz de dejar algo inacabado.
2. Empieza por las cosas pequeñas. ¿Cómo te las arreglas con las pequeñas tareas del día a día? Por ejemplo, leer y responder emails, publicar en las redes sociales (si lo haces), contestar a clientes, etc. ¿Acabas lo que empiezas o tienes un batiburrillo de cosas a medias? Es decir, ¿tu problema de no acabar lo que empiezas se extiende también a las pequeñas actividades del día a día? Esto es muy importante porque los grandes proyectos están formados por pequeñas tareas y si no eres capaz de acabar pequeñas cosas tampoco lo harás con las grandes.
Así que a partir de ahora cuando estés contestando un email, por ejemplo, no pases a otro y lo dejes a medias. Empieza y acaba uno a uno. O si te pones a pagar facturas, no dejes algunas para luego, acaba lo que empieces. Una vez que empieces a controlar las pequeñas cosas, las grandes se cuidarán ellas solas, ya lo verás.
3. Que no sea opcional. La cosa está clara, cuando no te queda más opción que hacer algo, lo haces. Te cueste más o menos, te guste más o menos. Si mañana tienes que entregar un informe o si no te echan, mañana lo tienes listo, da igual lo largo que sea. Si tienes que renovar el pasaporte este mes, lo renuevas. Cuando no te queda otra acabas las cosas. Y aquí es donde Marie añade algo especialmente interesante (en mi opinión): la razón por la que no acabamos las cosas es porque nos damos opciones para no hacerlo, porque valoramos más las promesas que hacemos a los demás que las que nos hacemos a nosotros mismas. Como dice ella: “Si quieres ser responsable, mantén las promesas que le haces a los demás. Si quieres tener éxito mantén las promesas que te haces a ti mismo.”
4. Una última recomendación, la dieta de proyectos. Si eres una persona activa o emprendedora seguro que enseguida te apuntas a todo proyecto que te parezca interesante, pero si luego no acabas ni la mitad estás perdiendo tiempo y energía. Así que a partir de ahora, como le decía a una clienta hace poco, a subirse al tren del no o,como dice Marie en su vídeo, a hacer dieta de proyectos. Escoge uno y hasta que no lo acabes no cojas otro. Nada de llenarte el plato con mil cosas para , al final, no acabar ninguna…
Acostúmbrate a acabar una cosa antes de empezar otra y adelantarás más. Y ya sé lo que estás pensando:” Sí, claro, tu no tienes ni idea de la cantidad de cosas que tengo que hacer para ayer, imposible hacer solo una”. Error. Si sigues haciéndolo todo a la vez no acabarás nada. Escoge una, las más importante en este momento, acábala y empieza otra. Pruébalo, no pierdes nada y puede que te cambie la forma de hacer las cosas.
AUTOR(A): Aida Baida Gil