Mientras más alto estás, más fuerte puedes caer, dice el adagio popular. Y para un gerente o CEO esto es cierto, pero solo a medias: si bien la posibilidad de una desvinculación forzosa no es excepcional, por lo general su partida se debe a decisiones estrictamente personales.
Y ese cambio no siempre tiene que ver con jubilación. Los altos ejecutivos por lo general terminan su carrera gerencial entre los 55 y 60 años, luego de haber cumplido un ciclo de 25 a 35 años de gestión a la cabeza de una o más organizaciones.
“Generalmente son profesionales que toman esta decisión porque buscan nuevos horizontes, y no por su edad”, dice Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital. “Es cierto que las desvinculaciones existen y a todo nivel, ya sea por una falta de adaptación a la cultura de la empresa o por no conseguir los resultados esperados - cuando no es una crisis externa- pero ese proceso generalmente toma entre nueve y 18 meses, tiempo suficiente para replantearse el futuro”, acota.
“La edad productiva, debido a la extensión en la esperanza de vida, se ha extendido muchísimo y por formación el ejecutivo no está para ir a jugar al golf ni a quedarse en casa. Es cada día más común que se aboquen a realizar un proyecto personal”, explica Daniel Iriarte, de Glue Consulting, desde Argentina.
Y es ahí donde surgen las oportunidades para los ejecutivos senior.
De acuerdo a Arruda se abre un pool de opciones, siendo la más cotizada el transformarse en un consultor externo, “y así seguir trabajando para una o más empresas en sus áreas de experticia, solo que ahora por un número especifico de horas, no mas a tiempo completo”, precisa.
En el caso de Chile, sigue el experto, “la industria minera valora mucho a los profesionales senior y no es extraño ver a gente de 65 ó 70 años trabajando como consultor externo y de apoyo, ya que es muy apreciada su experiencia de 30 a 40 años en el rubro".
Algo similar ocurre en Brasil y Argentina, donde se busca la experiencia del ejecutivo senior en consultoras y empresas familiares de tamaño considerable, agrega Iriarte.
Esto ocurre porque para este tipo de compañías no sería posible solventar un ejecutivo de tal experiencia y contacto de forma permanente, pero sí se hace más asequible cuando se le contrata por horas o por metas específicas.
Otra opción que ha tomado vuelo, especialmente en Brasil, es participar de boards o directorios de empresas, como consejero o chairman. “Es ampliamente valorado un director externo con experiencia en el área, que apoye en las decisiones y que permita una mirada global desde fuera, y no abocado al día a día de la empresa”, comenta Murilo Arruda.
Debido a su experiencia en materias de gestión, una buena alternativa también es enseñar en universidades. “Las escuelas de negocios siempre buscan a profesores part o full time, además de conferencistas para realizar charlas o clases magistrales, pues los nexos entre mundo corporativo y académico agregan mucho valor”, indica Daniel Iriarte.
Un cuarto camino es el emprendimiento a un tipo de negocio relacionado a lo que hizo el ejecutivo gran parte de su carrera. Por ejemplo, como proveedor de logística o supply chain. Acá la ventaja es que la empresa lo conoce y sabe que maneja muy bien el mercado y sus vaivenes.
Y también está la posibilidad de emprender, “pero en algo que siempre le haya gustado hacer, como un hobby, porque en edad de jubilar el tema de reinserción laboral pasa por un tema sicológico más que laboral, ya que la parte económica está resuelta”, comenta el ejecutivo de Glue Consulting.
Etapa entretenida
El chileno Sebastián Reyes tenía 44 años cuando decidió alejarse de la empresa en que había trabajado por dos décadas. Su puesto era de vicepresidente regional para una gran corporación transnacional. Luego de haber pasado por los cargos de gerente general y director de marketing, sintió que había cumplido una etapa y decidió trabajar de forma independiente.
Hoy no se arrepiente del giro que dio a su vida.“Cuando llegas a una posición de alta jerarquía, has acumulado también mucha experiencia profesional y en cierto momento te planteas si quieres hacer eso por el resto de tu vida, o si dada tu experticia crees que puedes obtener más beneficios trabajando por tu cuenta”, explica Reyes. “Y esto no está pasando solo después de los 50, ya que la velocidad de acumulación de experiencia en los ejecutivos de hoy es diferente a la que había décadas atrás, debido al desarrollo de los mercados: esto hace que la curva de aprendizaje se acelere”, recalca.
A juicio del ejecutivo esto se está transformando cada día más en tendencia. “En el mercado estadounidense y latinoamericano hay muchos profesionales que están bordeando los 50 con una enorme experiencia que sienten que pueden ser más desafiados y seguir aprendiendo cosas nuevas trabajando de forma independiente, con una propensión a realizar un trabajo más activo, con más posibilidades de ‘meter las manos en la masa’, asesorando en el diseño de planes estratégicos para una empresa, o acompañándola en la implementación del plan”, dice.
Actualmente Reyes forma parte del directorio de una empresa consultora, posición en la cual está más que contento. “Mi ambición personal es que esta etapa sea por lejos la más entretenida de mi carrera: siento que tengo 30 años más para seguir trabajando y aportar valor”, puntualiza.
Las empresas de headhunting también ven la parte sicológica del fenómeno. Glue Consulting tiene un programa de outplacement o acompañamiento externo en los casos donde el ejecutivo se ve desvinculado de la empresa.
“En esas ocasiones sucede que el profesional tiene muchos años de carrera y eso conlleva una especie de inercia que le ha permitido seguir haciendo lo que hasta entonces ha hecho. Y es ahí donde nosotros le proveemos de coaching y apoyo emocional para realizar bien la transición, en un ambiente neutro que permite a la persona reflexionar sobre distintas alternativas, porque esa persona puede que no sepa cómo se busca empleo ya que en 20 años no lo necesitó” explica Daniel Iriarte.
Murilo Arruda también comenta que "sicológicamente la persona tiene que tener claro lo que quiere para su vida en los próximos años. Cuando se alejan de sus puesto por decisión propia es porque simplemente ya no quieren más la dinámica de trabajar en una empresa haciendo una gestión clásica. Quieren tener más flexibilidad, una labor más desafiante, con 4 a 5 clientes al mismo tiempo y con problemas de distinta naturaleza".
También es crucial que estas personas sepan que trabajarán sin ningún tipo de garantía: la remuneración dependerá de los proyectos, su sueldo será irregular, a veces habrá mucho trabajo y buena paga y a veces no, lo que responde a la inestabilidad típica del emprendedor. Pero por regla general, dice Arruda, "la persona que ya fue presidente o director está en una fase de la vida donde ya armó su patrimonio y es más una decisión de vida que de carrera”.
Autor: Gwendolyn Ledger
27/03/2014