Asumir un nuevo desafío laboral es siempre atractivo. No obstante, conlleva un elemento que debe ser tratado con delicadeza: la renuncia. En general, comunicar la decisión a los superiores, el modo de hacerlo, el momento oportuno y las despedidas suelen complicar el asunto.
Sobre todo, si lo que se desea es salir de esa empresa por la puerta grande porque, claro, hay mucho en juego: la imagen personal y profesional, los vínculos con colegas y jefaturas e, incluso, la posibilidad de volver a la misma compañía, son algunos ejemplos.
Consultados por AméricaEconomía, expertos en RRHH postulan sus recomendaciones:
Tiempo de aviso
Yael Sescovich, manager de Page Personnel en Chile, indica que el plazo para informar la determinación es manejable según el tipo de organización y las relaciones existentes.
"En el caso de una firma muy burocrática, clásica, si no se renuncia con un mes de anticipación (período establecido por ley en ese país), e independiente del nivel jerárquico, se va a salir igual por la puerta trasera", consigna.
Con todo, sugiere idéntico lapso -un mes- para los ejecutivos medios y altos que se desempeñen en una compañía que entienda la rotación como algo natural. En la misma situación, aconseja dos a tres semanas a los perfiles junior.
Al respecto, Cristina Simón, académica de la IE Business School en España, declara que si el deseo es mantener una buena relación, la notificación debiera ser con "tiempo suficiente como para permitir a la empresa planificar sustituciones, cerrar adecuadamente procesos y nexos con clientes, etcétera. Un mes sería un plazo razonable".
La forma
En cuanto al modo en que se manifiesta la determinación, Sescovich destaca que el primero en saber tiene que ser el jefe. "No hay nada peor, en términos de relaciones laborales, que la jefatura se entere a través de terceros", dice.
Y agrega que es "muy importante establecer los puntos que llevaron a la persona a salir y qué buscaba". Esto será un gesto de transparencia hacia el empleador, asevera, ampliando las posibilidades de volver a trabajar en ese sitio, si se dan las circunstancias.
Simón advierte que "lo cierto es que la mayor parte de los profesionales tienden a argumentar un 'necesario cambio de ciclo'". Complementa, sin embargo, que lo mejor es evitar factores "económicos que puedan dar lugar a contraofertas, una vez que la decisión es firme".
Aunque con ciertos matices, concuerda Augusto Cáceres, director académico de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico, en Perú. Esta desvinculación debe ser con "transparencia y honestidad", resalta, aconsejando "conversar con el jefe directo para explicarle las razones y que sean las verdaderas: mejoras económicas, desarrollo de carrera, falta de empatía con el superior, preferencias por otra industria o giro de negocio, cambio de residencia, expectativas diferentes, estudios de posgrado o motivos de salud".
Desde la renuncia a la salida
Habrá un lapso entre el momento en que se da a conocer la renuncia hasta cuando ésta se hace efectiva. Para ese período, Sescovich hace tres sugerencias: "lo primero es continuar desempeñándose de la misma manera, con igual intensidad, responsabilidad, comunicación y compromiso. Lo segundo es dejar toda la información ordenada, legible y entendible para quien asumirá en reemplazo y, por último, idealmente ir planteando aspectos que debieran ser medidos en ese profesional que tomará el relevo".
Facilitar la entrada del sustituto ante los clientes es un factor crítico, consigna Simón. Con ese objetivo, relata, son buenas estrategias dar espacio a reuniones de presentación y aportar al reemplazo recomendaciones para que tome posesión del cargo de la "forma más eficaz posible".
Mostrar solidaridad con el sustituto es fundamental, expone Cáceres. Para ello, invita a responderle con amabilidad, a enseñarle lo más relevante del puesto, a "comportarse con naturalidad, educación y con una actitud positiva".
No hablar mal
Un conocido refrán advierte que "por la boca muere el pez". Sabias palabras aplicables al tema de análisis, ya que si el funcionario se va diciendo pestes de la corporación, su salida no será de lo más elegante y es más que probable que sus puertas se le cierren definitivamente.
En esa línea, Simón propone evitar las críticas a la empresa en las conversaciones con clientes o compañeros. "Hacer alusión a los pro y los contra de la decisión, señalando los puntos fuertes de la organización a los que ha habido que renunciar, etcétera, suelen ser buenos argumentos para minimizar el impacto y la conflictividad de la salida", expresa.
Mensaje de despedida
Cáceres explica que, para despedirse de los colegas, siempre será bien recibido un correo de agradecimientos por el apoyo brindado y, al mismo tiempo, unas líneas mencionando que el paso ha sido dado en pro del desarrollo personal y profesional.
"Se puede añadir que en las próximas semanas les enviará algunos detalles más, como un nuevo e-mail y/o teléfono. Si alguien le pide más información, debe mantenerse el mensaje transmitido al jefe. La coherencia y la transparencia son muy importantes", sentencia.
AméricaEconomía
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