Hace cinco años no se hablaba del monumental éxito del Mega Plaza en Lima Norte ni del éxito de un Sodimac en San Juan de Miraflores. Hace cinco años ni se hablaba de Lima Norte, tan solo del "Cono" Norte. Hace cinco años no se había resaltado que nueve provincias ya tenían mayor índice de crecimiento que Lima.
Hace cinco años no se había batido el récord histórico de nuestras exportaciones. Hace cinco años ni el 0,5% de nuestra población sabía qué era firmar un TLC. Hace cinco años el pisco era más asociado a trago de borrachos que a una noble bebida de bandera.
Hace cinco años no se había vivido tanta polarización en una elección entres los integrados y los no integrados al mercado. Hace cinco años Dina Páucar no había soñado con alzarse con el mayor ráting de nuestra televisión. Hace cinco años el término publicidad bajo la línea no era conocido por la mayoría de estudiantes de comunicaciones del país. Hace cinco años no se creía que en cinco años los jóvenes fueran a acercar su consumo de Internet al nivel de su consumo de televisión. Hace cinco años nuestras empresas mineras no imaginaban tan afectadas sus operaciones debido a los conflictos sociales. Hace cinco años ni Sofía Mulanovich ni Juan Diego Flórez eran reconocidos como triunfadores mundiales por el peruano promedio.
Hace cinco años no se habría expandido con tal celeridad el famoso discurso de Gastón Acurio. Hace cinco años un habitante promedio de Los Olivos no sabía quién era Gastón Acurio. Hace cinco años el gas de nuestra selva no había atravesado 720 kilómetros para cambiar la fuente de energía de las industrias limeñas y, quién sabe, la matriz energética de nuestro país. Hace cinco años el Cienciano no había ganado la Recopa Continental. Hace cinco años no se hablaba de Lima como capital gastronómica de América.
Hace cinco años los estudios de sintonía clasificaban a los peruanos con letras de abecedario y no se habían animado a hacerlo según sus estilos de vida. Hace cinco años era poco probable pensar en Cajamarca como la segunda ciudad en ingresos per cápita del Perú. Hace cinco años el dúo inclusión/exclusión no se había impuesto en la agenda nacional.
Hace cinco años no se había dado el fenómeno de millones de provincianos que reclamaran descentralización, pero que votaran contra ella. Hace cinco años el ingente número de peruanos que vive fuera del país no había sido bautizado por el Instituto de Estudios Peruanos como el Quinto Suyo. En resumen: hace cinco años no hubiera escrito un artículo que enumerara tantos cambios en igual cantidad de tiempo. A pesar de que en nuestro suelo subsisten fundamentos que se alteran lentamente, nuestro Perú no es el mismo país de hace cinco años.
Se me ocurre preguntar ahora: ¿no estará usted enfocando sus estrategias, sus marcas, sus alianzas y su publicidad de la misma manera que hace cinco años?
Hace cinco años no se había batido el récord histórico de nuestras exportaciones. Hace cinco años ni el 0,5% de nuestra población sabía qué era firmar un TLC. Hace cinco años el pisco era más asociado a trago de borrachos que a una noble bebida de bandera.
Hace cinco años no se había vivido tanta polarización en una elección entres los integrados y los no integrados al mercado. Hace cinco años Dina Páucar no había soñado con alzarse con el mayor ráting de nuestra televisión. Hace cinco años el término publicidad bajo la línea no era conocido por la mayoría de estudiantes de comunicaciones del país. Hace cinco años no se creía que en cinco años los jóvenes fueran a acercar su consumo de Internet al nivel de su consumo de televisión. Hace cinco años nuestras empresas mineras no imaginaban tan afectadas sus operaciones debido a los conflictos sociales. Hace cinco años ni Sofía Mulanovich ni Juan Diego Flórez eran reconocidos como triunfadores mundiales por el peruano promedio.
Hace cinco años no se habría expandido con tal celeridad el famoso discurso de Gastón Acurio. Hace cinco años un habitante promedio de Los Olivos no sabía quién era Gastón Acurio. Hace cinco años el gas de nuestra selva no había atravesado 720 kilómetros para cambiar la fuente de energía de las industrias limeñas y, quién sabe, la matriz energética de nuestro país. Hace cinco años el Cienciano no había ganado la Recopa Continental. Hace cinco años no se hablaba de Lima como capital gastronómica de América.
Hace cinco años los estudios de sintonía clasificaban a los peruanos con letras de abecedario y no se habían animado a hacerlo según sus estilos de vida. Hace cinco años era poco probable pensar en Cajamarca como la segunda ciudad en ingresos per cápita del Perú. Hace cinco años el dúo inclusión/exclusión no se había impuesto en la agenda nacional.
Hace cinco años no se había dado el fenómeno de millones de provincianos que reclamaran descentralización, pero que votaran contra ella. Hace cinco años el ingente número de peruanos que vive fuera del país no había sido bautizado por el Instituto de Estudios Peruanos como el Quinto Suyo. En resumen: hace cinco años no hubiera escrito un artículo que enumerara tantos cambios en igual cantidad de tiempo. A pesar de que en nuestro suelo subsisten fundamentos que se alteran lentamente, nuestro Perú no es el mismo país de hace cinco años.
Se me ocurre preguntar ahora: ¿no estará usted enfocando sus estrategias, sus marcas, sus alianzas y su publicidad de la misma manera que hace cinco años?
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